En respuesta a las restrictivas normativas legislativas recientes en la isla de Ibiza, las piscinas construidas a partir de contenedores marítimos emergieron no solo como una solución práctica ante la imposibilidad de construir piscinas tradicionales, sino también como una innovadora opción arquitectónica para refrescarse durante los intensos meses de verano. Estas piscinas, lejos de ser consideradas una alternativa de menor categoría, se han convertido en una destacada elección que aporta un valor arquitectónico único a las propiedades, diferenciándolas notablemente del resto.
La flexibilidad en su personalización permite adaptar la piscina a cualquier necesidad o deseo específico, ofreciendo una amplia gama de opciones como chorros de agua, sistemas de iluminación, chorros para natación contracorriente, opciones de spa, acristalamiento lateral, e incluso la posibilidad de suspensión. Particularmente, la piscina de Ibiza se distingue por incorporar un lateral de cristal, brindando una característica distintiva que enriquece visualmente el conjunto, fusionando la funcionalidad con el diseño.